Estamos recibiendo las mejores opiniones en Google, Doctoralia y Topdoctors gracias a la atención mejorada durante la pandemia que nos azota. Creemos que es un buen indicador del trabajo que nos ha tocado hacer estos meses. Hemos querido revisar y compartir todas las consecuencias para la Oftalmología del auge de la COVID-19.
La Oftalmología es una de las especialidades médicas más castigadas por la pandemia, debido a la exposición cercana entre las vías respiratorias del paciente y del médico. No en vano, la primera descripción de la COVID-19 fue notificada por un oftalmólogo chino, el doctor Li Wenliang. Él fue quien advirtió del ingreso en el hospital de Wuhan de siete pacientes con síntomas muy similares al SARS, epidemia causada por otro coronavirus que en 2003 mató a casi 800 personas.
Debido a que los oftalmólogos debemos seguir explorando pacientes, sin saber en muchos casos si son infecciosos, hemos tenido que adaptar nuestros procesos y maquinaría de diagnóstico. De este modo, ofrecemos una atención continuada a los procesos crónicos, así como la patología aguda reduciendo el riesgo de contagio entre el profesional y el paciente.
Hay que tener en cuenta que la forma de emisión del virus es principalmente la vía aérea, pero la superficie ocular es una de las posibles mucosas de recepción. El ojo tiene es una superficie menor a la respiratoria, pero está muy expuesto. Por ello, viene bien protegerse los ojos ante situaciones de riesgo por altas cargas virales en el entorno. Si el coronavirus alcanza una carga suficiente para desarrollar la enfermedad, puede producir un cuadro agudo de conjuntivitis ocular. Además, existen descripciones de consecuencias más graves para el ojo a medio plazo, dentro del síndrome post – COVID-19. Se están describiendo alteraciones sobre el sistema circulatorio e inflamatorio del ojo. Por ello, es importante notificar al oftalmólogo si se ha pasado la COVID-19 y se percibe nueva sintomatología ocular.
Para intentar reducir al máximo la transmisión de la enfermedad, nos hemos centrado exhaustivamente en todos los pasos del circuito que realiza el paciente en nuestra consulta. Dispensamos una atención más estéril y rápida, e intentamos que en una sola visita se proporcione el diagnóstico y el tratamiento completo.
En las consultas que atendemos en Getxo y Bilbao, por ejemplo, hemos llevado a cabo una restructuración total de la metodología de trabajo. Se han espaciado las citas cada 20 minutos, se completa todo el proceso diagnóstico en la primera visita, y se ha adquirido nueva aparatología o se ha adaptado la existente para que tenga una orientación más digital y sea más estéril. Para ello, usamos materiales desechables, evitamos las gotas, y reforzamos el registro informático en el que volcamos el historial del paciente para un seguimiento 100% digital. Tras la consulta, y para resolución de dudas, tenemos canales abiertos de centralita y e-mail que permiten cerrar el ciclo de atención. Asimismo, ofrecemos en nuestro portal (www.rodriguez-raton.com) la opción de gestión de cita online.´
Gracias a todas estas medidas, hemos conseguido agilizar nuestra agenda y lograr una lista de espera cero. Podemos ofrecer atención urgente en el día, citas en 48 horas y cirugías en una semana. Actualmente, resolvemos las necesidades oftalmológicas de una media de 400 pacientes al mes; incluyendo alrededor de 80 procesos de cirugía menor, cirugía mayor ambulatoria y láser.
Respecto a las consultas que más han aumentado, se encuentran las asociadas a la COVID-19 y las medidas de protección que conlleva. En primer lugar, la famosa mascarilla produce vaho sobre las gafas. Por ello, muchos pacientes nos piden intervenirse para eliminar las gafas con láser o lentes intraoculares. En segundo lugar, el aumento de vapores produce más grasa en el reborde del párpado provocando blefaritis. Esto produce picores y sequedad ocular. La consecuencia final de la acumulación de esa grasa es el aumento de orzuelos, que son atascos en las glándulas del párpado.
También abusamos más de las pantallas y la visión cercana. Como consecuencia, se produce un aumento de la acomodación visual, y con ello aumenta la miopía, empeora la visión lejana y se pueden dar dolores de cabeza.
Finalmente, otro de los problemas derivado de la pandemia está siendo la falta de vigilancia y diagnóstico precoz. Muchas visitas al oftalmólogo se suspendieron durante el confinamiento y no se han recuperado por miedo a contagiarse al acudir a consulta. Debido a ello, patologías como la degeneración macular o el glaucoma, que con el paso del tiempo se agravan, están dejando daños oculares irreversibles.
Algo que sí se ha incrementado es la consulta de cirugía refractiva, la sección encargada de corregir los defectos de graduación para ver bien sin gafas. Además, han cambiado las razones por las que los pacientes quieren operarse la miopía, hipermetropía o astigmatismo. Antes, los candidatos se intervenían principalmente por estética, actividad deportiva o viajes. Ahora, sin embargo, se realizan por la incompatibilidad de la gafa y la mascarilla, o por la tendencia a presentarse a oposiciones con alta necesidad visual, ante la complicación del panorama laboral.
Como conclusión, tras más de un año de pandemia, debemos asumir que no podemos retrasar más los controles que se realizan en las consultas de Oftalmología. Para facilitar hacerlo con seguridad, hemos tomado todas las medidas para que nuestros pacientes puedan venir tranquilos. Podéis visitar la sección de contacto para conseguir Cita.
Las mejores compañías confían en IORR