El objetivo de la explicación del Dr. Rodríguez-Ratón en el Congreso de Innovaciones Tecnológicas en Oftalmología fue concienciar sobre las enfermedades oftalmológicas infecciosas y explicar el funcionamiento y diferencia entre antibióticos y antivirales y, en consecuencia, proporcionar el tratamiento más adecuado.
Tanto las bacterias como los virus, tienen la capacidad de generar en nosotros distintas enfermedades y patologías. La diferencia reside en que el tratamiento para uno y para otro, es totalmente distinto.
Los virus son microorganismos que solo pueden vivir y reproducirse gracias a otro ser vivo y, por ello, se les llama comúnmente, células huésped. No son beneficiosos para nuestra salud ni ocular ni en ninguna otra parte del cuerpo y, en muchos casos, puede generar problemas graves oculares.
En cambio, las bacterias pueden reproducirse por sí mismas y, en algunos casos, llegan a generar enfermedades. También se diferencian de los virus en que el cuerpo necesita de distintas bacterias para poder funcionar con normalidad, como, por ejemplo, en el intestino. El problema reside cuando hay un exceso.
El empleo de antibióticos cuando no se necesitan, ocasiona una resistencia a estos. Puede pasar, por ejemplo, cuando una bacteria muta y genera resistencia a los efectos de los distintos antibióticos.
En el caso de los ojos, no es recomendable la aplicación de antibióticos última generación poniéndolos de primera línea para prevenir ya que se generan resistencias y eso hace que sean menos efectivos, como se ha explicado unas líneas más arriba.
Por ejemplo, el uso de fluoroquinolonas de 4º generación como profilaxis o primer tratamiento de infecciones comunes en los ojos como conjuntivitis o queratitis.
Durante su exposición en el Congreso de Innovaciones Tecnológicas en Oftalmología, el Doctor Rodríguez-Ratón propuso terapias con fármacos poco empleados como la Netilmicina que son fármacos con buen espectro ante la mayoría de los gérmenes habituales y no tiene generadas demasiadas resistencias porque no se usa a nivel sistémico y, a nivel oftalmológico, se ha usado poco hasta ahora en España.
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