Oftalmología, mejores opiniones contra la COVID
El cristalino es una parte del ojo que se encarga de enfocar la imagen en la retina. Con el tiempo puede desenfocarse u opacificarse. En el primer caso, se retira en la cirugía de extracción de cristalino transparente, en el segundo hablamos de cirugía de catarata. El oftalmólogo sustituye en ambos casos el cristalino con una lente diseñada especialmente para el ojo del paciente. Dentro de las diferentes opciones, se puede elegir el modelo y diseñarlo a medida de las necesidades del caso.
Son prótesis de alta tecnología diseñadas para el implante en el ojo humano. Tienen un material de alta duración y un diseño muy personalizable. Puede corregir todos los defectos de graduación simultáneamente: miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia.
Tienen una zona central transparente con propiedades ópticas compensadoras de la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia. Se soportan en la misma zona del ojo que el cristalino deja libre al ser extraído. Por ello, la adaptación al ojo es muy natural. Existen lentes diseñadas para casos especiales y que se pueden implantar en otros soportes del ojo.
Existe una gran experiencia con ellas, ya que son utilizadas desde hace 70 años y han tenido una importante evolución. Actualmente contamos con modelos cuyo material está probado en el tiempo, y eso es importante ya que es una prótesis para toda la vida.
A la vez que se retira la Catarata, se implanta en su lugar una lente intraocular. La propia extracción de la catarata supone una mejora de la visión por ganar transparencia. Pero, además, según el modelo de lente intraocular, puede ganarse independencia de gafas.
Las lentes intraoculares son flexibles y, por tanto, no exigen una incisión amplia ni dar puntos en la intervención. Ello permite una adaptación suave y cómoda al ojo, donde se despliega en su lugar definitivo.
Las lentes intraoculares se dividen en tres tipos según la visión que aportan a diferentes distancias. El paciente puede elegir el modelo que más le convenga, tras comentar con el Oftalmólogo.
Solo con la intervención quirúrgica es posible retirar la catarata. Generalmente, la cirugía es ambulatoria, por lo que el paciente recibe el alta el mismo día. Habitualmente la anestesia es local, mediante aplicación de colirio anestésico. También es habitual añadir una ligera sedación si el paciente se encuentra nervioso.
Lo más frecuente es intervenir un ojo un día, y tras la revisión pertinente, intervenir el segundo ojo. Esto se hace por un criterio de seguridad, además de poder permitir al paciente hacer vida normal con la visión de un ojo mientras se recupera el otro. En ocasiones excepcionales, puede valorarse la intervención bilateral simultánea.
La experiencia del paciente es cómoda, ya que simplemente tiene que mantener la mirada relajada, y la duración suele ser de diez minutos. Sin embargo, para el cirujano es una labor técnica altamente especializada, por lo que emplea un microscopio de alto aumento. Además, se asiste por ultrasonidos o láser para diluir el cristalino y poder extraerlo suavemente. Antiguamente, se extraía el cristalino en bloque, y ello dejaba una gran cicatriz, necesidad de puntos, y peores resultados visuales.
Actualmente, la técnica permite una recuperación rápida en dos o tres días. Sin embargo, la adaptación del cuerpo a las nuevas lentes va en aumento, la máxima visión se consigue entre tres y seis meses tras la intervención. Por ello, se debe tener paciencia, sobre todo cuando esperamos que el cuerpo se acostumbre a no usar gafas tras el implante de alguna lente multifocal o de rango extendido.
Como hemos comentado, la operación de la catarata consiste en la extracción del cristalino opacificado y su sustitución por una lente intraocular. El tratamiento postoperatorio se basa en reposo relativo y colirios, para evitar inflamación e infección. Por lo demás, se puede hacer vida normal evitando suciedad y traumatismos en la zona.
Cada caso es diferente, pero la transición inicial a cambiar de dioptrías, y tener un ojo operado aún esperando al otro, son los momentos más incómodos. Cuando se han intervenido los dos ojos, empieza realmente la experiencia de la nueva visión bilateral y colaborativa. La visión comienza a recuperarse y el cerebro aprende a ver mejor con las nuevas lentes.
Es un proceso muy rápido al principio, consiguiendo al mes la aptitud para actividades como la conducción. Sin embargo, el cuerpo es capaz de seguir mejorando el rendimiento de las lentes, y se ha visto que hasta los primeros seis meses hay una mejoría progresiva de la función visual.
La realidad es que es una intervención que genera una alta satisfacción en los pacientes, pero requiere de un asesoramiento personalizado. Es muy importante conocer el perfil de riesgo y beneficio de cada caso, así como elegir la lente intraocular que mejor responda al deseo y expectativas de cada persona.
No hay dos casos iguales, y por ello en la consulta del Oftalmólogo es donde debe resolver sus dudas personales y tomar la mejor decisión para su visión.
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